martes, 16 de febrero de 2010

Charly se Dobla Pero No se Rompe

 
Su festejado paso por el Cosquín Rock 2010 demuestra que García va tomando su mejor forma. 

Cuando el año pasado Charly García decidió volver a los escenarios tras su prolongada internación hubo reacciones dispares. La gran mayoría no ocultó su alegría y satisfacción por verlo regresar a la acción pisando el escenario. Aunque también estuvieron aquellos que, no sin razón, expresaron sus dudas a través de interrogantes tales como ¿Estará listo para dar lo mejor de sí?, ¿no tendría que esperar un poco más? o ¿volverá a ser el de antes?, entre otros.

Ya desde aquel recordado e improvisado mini show dado frente a la Basílica de Luján quedó claro que difícilmente vuelva a ser el de antes. Pero, al mismo tiempo, fue muy destacable (a la vez que emocionante) descubrir su enorme fuerza de voluntad y sus inclaudicables ganas de rockear.
Como para demostrar que su regreso al ruedo era algo concreto, primero presentó un tema nuevo, “Deberías saber por qué”, que obtuvo una muy buena recepción, y luego anunció una pequeña gira latinoamericana con cumpleaños incluido en el Estadio de Vélez.

De todos modos, lamentablemente algunos no soportaron ver a un Charly así, de andar lento y movimientos pausados, síntomas lógicos de una persona que, aunque medicada, prefería compartir esta nueva y diferente etapa de su vida con sus seguidores y no encerrado en su casa mirando la televisión o el techo.

Bajo una lluvia torrencial y acompañado por una aceitada banda, García llevó adelante con creces su regreso triunfal en el José Amalfitani, en el recital que él mismo bautizó “concierto subacuático”. Allí, sus incontables seguidores dijeron presente y no les importó volverse a sus casas empapados y con una segura pulmonía posterior después de ver a un Charly que, dentro de sus posibilidades, cantó todos los temas de principio a fin y, desde el piano, fue algo así como un director de orquesta atento a cada movimiento de sus músicos.

No obstante, los necios que nunca faltan continuaron adelante con sus críticas filosas: “Parece una estatua de cera salida del museo de Madame Toussau”, “camina como la Momia” u otras crueldades del estilo me tocó escuchar en estos últimos meses. Y sinceramente no estoy de acuerdo. Sí coincido en que su dinámica no es la misma de otras épocas, pero prefiero a un Charly concentrado en lo suyo, tocando el piano, cantando los temas (bien o mal) de principio a fin y rescatando canciones que hacía mucho no interpretaba en vivo antes que la versión añorada por algunos “nostálgicos”; esa más volcánica, acelerada, desbordada y, sí, más "bardera", pero a la vez autodestructiva, en la que arrojar teclados por el aire, destrozar guitarras, patear o trompear a sus asistentes, ponerse a jugar con un celular de juguete y olvidarse de cantar (dejando esa tarea y la de “tapar los baches” a Hilda Lizarazu o las vocalistas de turno como en su momento fueron Fabi Cantilo o Celeste Carballo) dominaba la escena dando como resultado un espectáculo tristísimo y digno de lástima.

Más allá de estos cambios, García no ha perdido la agudeza, la ironía ni la estampa de rocker y así lo demuestran sus recientes apariciones en Mar del Plata, Punta del Este y su, hasta ahora, mejor performance: el cierre del festival Cosquín Rock 2010.

Lúcido, con una mayor desenvoltura y cada vez en mejor forma, el ex Seru Giran sigue demostrando que es arriba de un escenario donde más feliz se siente y en donde más le gusta estar. Si desde su regreso no lo vieron en vivo, los próximos 17 y 19 de marzo en el Luna Park asoman como una excelente oportunidad. Independientemente de los gustos de cada uno, lo cierto es que Charly puede doblarse pero jamás romperse. Ese es el aguante.

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Charly García y el Regreso de GIT Marcan el Cierre del Festival Más Importante de Argentina

El Cosquín Rock, que se hizo entre viernes y domingo y que cada noche juntó a 25 mil personas, tuvo el retorno del trío que en mayo pasará por Chile.

 Charly García. Foto: Marcelo Cáceres 

No tiene la espectacularidad tipo carnaval de Los Fabulosos Cadillacs, ni esa suerte de morbo que merodeó la resurrección de Soda Stereo. Pero el regreso de la formación original de GIT tiene una intención clara: hacer algo de justicia con una de las bandas más populares, y también más criticadas, del boom ochentero que vivió el rock latino.

La noche del pasado domingo, en la tercera y última jornada del festival Cosquín Rock de Argentina, el trío que integran Alfredo Toth (59), Willy Iturri (52) y Pablo Guyot (58) se volvió a abrazar en un escenario, tras 16 años de pausa, y lo hizo en el evento musical más convocante de Argentina y uno de los más masivos de la región. Aunque la noticia era comidillo desde hace semanas, la organización intentó montar un efecto sorpresa: el conjunto no salía en el cartel oficial y apareció sin aviso en el más grande de los tres escenarios, justo antes de Babasónicos, otro de los invitados estelares. Aplauso cerrado de las cerca de 25 mil personas a la agrupación que encarnó la faz más light y comercial del rock argentino.

Ahí la sorpresa cedió a la lógica: el trío sólo desenfundó sus dos mayores éxitos, La calle es su lugar y Es por amor, y demostró que aún tiene destreza y vitalidad para interpretar ese pop rock simple, sin pirotecnia ni estridencia que cruzó su discografía. Aunque  lejos del look glam de sus días juveniles, se vieron dignos: para la presentación en el festival que se levanta en la comuna de San Roque, a una hora de Córdoba, ya contaban con ocho semanas de ensayos.

El plan ahora es una gira que en mayo pasará por Chile, desde donde proyectaron su fama latina y que guarda como hito su paso por Viña 1987. "La idea es que sea un retorno en buen nivel. Veremos si haremos nuevos temas", sintetizó Roth en la conferencia posterior al show.

Como si se tratara de otro abrazo con el pasado, el cierre de Cosquín, cerca de la medianoche, estuvo en manos del artista que precisamente descubrió a GIT en los 80: Charly García, renovado y más robusto tras superar el colapso que casi lo tumba para siempre. El hombre del bigote bicolor tocó más de dos horas y las hizo todas: repasó hits desde Yendo de la cama al living hasta Influencia; lanzó una pulla contra el grupo alemán de punk Die Toten Hosen, que tocaba en otro escenario ("¡toquen cuando aprendan!"); y concluyó su show cerca de las 2 de la mañana, cuando la lluvia y el viento azotaban nuevamente las montañas donde se enclava el evento.

Junto a su trío de músicos chilenos -y aunque aún su voz se nota magullada y casi sin vuelta- García demostró que su resurrección escénica ya está firmada. "El sigue concentrado en la música y esta vez nada lo sacará de ahí", comenta en el backstage su mánager, Fernando Szereszevsky.

Un cierre a la altura del festival, que reunió a cerca de 100 nombres y que presentaba a dos chilenos: Gondwana, que lideraría el espacio dedicado al reggae el sábado y que no tocó debido a que un temporal derribó el escenario; y la banda metalera Lucas Yaksic, ganadores del concurso que define al representante local en Cosquín y que tocaron ese mismo día en el escenario dedicado al género, con un recibimiento más que correcto.

Charly Garcia en Cosquin Rock: Promesas Sobre el Bidet


Fuente: La Tercera 

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martes, 9 de febrero de 2010

Charly García: "Soy Indestructible"


 

Charly García dice sentirse pleno y asegura que no hará un culto a la sobriedad. Promete amor para Cosquín Rock. Charla a fondo con el genio en vías de recuperación.

No hace mucho tiempo, Charly García era atado y amordazado por enfermeros mendocinos luego de ponerle el cuerpo, una vez más, a su clásico Demoliendo hoteles.

Ahora, tras una internación en un instituto psiquiátrico, se ha decidido mechar un proceso de recuperación amparado por Palito Ortega con su vuelta a los escenarios. Los shows de “regreso” han tenido resultados satisfactorios para algunos y apenas dignos para otros, que no pueden sacarse de la cabeza eso de que “Charly se expresa con una marcha menos”.

En el cierre de la edición 2010 de Cosquín Rock, previsto para el domingo 14 de febrero, el espectador podrá sacar sus propias conclusiones sobre si hay un nuevo Charly. Pero nos adelantemos a los acontecimientos, ya que el genio está más que dispuesto del otro lado de la línea. “¿Un nuevo Charly? A ver... Hay una nueva conducta, una nueva filosofía de vida, digamos. Y hay mucha más lucidez y siento que estoy más abierto a las cosas. Es lo más claro de este cambio. Pero el fuego interior sigue”, detalla.

–Si hay nuevo Charly quiere decir que también hay otro viejo. ¿Extrañás algo de aquél?

–De la etapa desbordada recuerdo buenos momentos, porque no todos fueron horribles. También recuerdo haberme tirado de un noveno piso. Me parece un chiste, ahora no lo haría. Tampoco me voy a convertir en un santo. 

–Al revisar tu cancionero para armar la lista del nuevo show, dijiste que tu vida era producto de un plan maestro. Ahora que te estás recuperando, ¿cuál es el paso que viene? ¿Habrá más discos de Charly García?

–Mientras que haya discos habrá Charly García, jeje. En este momento estoy muy cuidadoso con el show. Le doy mucha preponderancia a eso, creo que el show está increíble. Estoy concentrado en cantar y sentir lo que canto. Lo del masterplan no me pasa con todas las canciones, pero con algunas sí. Incluso de Sui Generis. Cuando ya me empiece a quedar solo tiene momentos que se emparentan con algunas cosas que me han pasado. A Bob Dylan lo caracterizan como poeta y profeta, ¿no? Y bueno, me pasa algo similar, uno poetiza y profetiza al mismo tiempo.

–Para esta etapa armaste una banda sólida. ¿Pero cuál fue la banda de acompañamiento que más te gustó? ¿Los GIT más Fito con parte de Los Twist? ¿Las Ligas, Calamaro más los Fricción? ¿Los Enfermeros?

–De las que has enumerado, la única que se puede comparar con la actual en términos de potencia y afiatamiento, es la de GIT más Fito. Esta tiene un sonido más rocanrolero, porque cuenta con dos violas al frente casi todo el tiempo. Me gustaba esa banda, pero a la actual la siento más precisa.

–En “Deberías saber por qué” les exigís a los fans que tengan plena conciencia de por qué son fans. A propósito, ¿qué representa ser fan de Charly García? Hasta hace poco, los pibes creían que eran la reencarnación misma del rock & roll.

–Esa canción tiene esa cosa medio de reclamo, puede ser una canción de amor. Todo es un reclamo general para terminar en un reclamo personal. Porque fijate que digo “si entrás a mi apartamento...”. Y en eso me hace acordar a las letras de Dylan de la primera época, en las que le reprochaba a alguien y uno no sabía bien a quién. ¿Acaso no era a su fan promedio? Por otro lado, soy rock & roll, está en mi sangre. Quizá, lo de sexo y drogas haya pasado a un plano más... No sé, ahora mis intereses son otros, pero el rock & roll está.

–¿Harás un culto de la sobriedad de ahora en más?

–No, y me molesta cuando lo hacen. No me gusta sermonear. Por supuesto, si veo que un amigo tiene un problema similar al que tuve, lo aconsejaré. Pero la vida es algo para disfrutar, qué se yo.

–¿Podés superar la trilogía “Yendo...”-“Clics modernos”- “Piano bar”? El haber alumbrado semejantes obras, ¿te neutralizó alguna vez?

–No sé si los superaré, pero haré algo buenísimo. Estoy seguro de eso. Me falta encontrar un clic nuevo, algo que me motive como, en su momento, la dictadura me inspiró Yendo de la cama al living, o New York a Modern clics. En algún momento, creo que no muy lejano, algo me dará pautas para la expresión. A vos te gustaron esos... Está bien, yo miro hacia atrás y también me copo con Piano bar, pero no me gustaría repetirme.

–Muchas veces, muchísimas, se habló del entorno de Charly García. ¿Ahora tenés entorno o gente que te quiere de verdad a tu alrededor?

–Tengo gente que me quiere, de verdad. Entorno es un amigo tuyo que le dice algo a un periodista. Siempre aparece algún chanta como el que me sacó una foto para la revista Gente. Le decís “no lo hagas” pero es inútil. Son las reglas del juego.

–Con Spinetta, al visitarse uno a otro en sus sendos conciertos en Vélez, ¿saldaron una deuda? Lo pregunto porque, si bien lo tenían planeado, nunca pudieron hacer su disco en conjunto.

–No existían heridas por curar ni deudas por saldar. Es revitalizante cuando un artista como Luis Alberto se me acerca. Nos divertimos, nos confesamos admiración mutua. El otro día, vino Pedro e hicimos una versión de Perro andaluz que fue genial. Hay músicos increíbles en este país. Siempre es bueno que alguien te chicaneé un poco. Es bueno juntarse con los grandes porque entonces estás obligado a pelar grosso.

–Una vez dijiste que harías un reality en el que se entrara famoso y se saliera desconocido; otra, solicitaste un peso por cada argentino para compensar tu aporte a la cultura nacional. ¿Qué tenés en mente ahora?

–Se me ocurre decirle a la gente que vaya a Cosquín, que vaya con el oído abierto y que, además del sonido y luces de primer nivel, en los conciertos se está dando una cosa muy de amor. Hacemos el amor todos. Y la precisa sería: “Say No More es indestructible”.

El miedo a morir...

–En los últimos meses fallecieron Mercedes y Sandro. ¿Algo para decir? ¿Y vos? ¿Le temés a la muerte?

–Hasta el perro del vecino le tiene miedo a la muerte. Es una sensación inoxidable... Ponele comillas a inoxidable, por favor. En cuanto a lo de Mercedes, la vi muy poquito tiempo antes de su muerte. Grabamos Desarma y sangra y al poco tiempo murió. Lo que supe por su hijo es que se fue en paz, con plena conciencia de que se apagaba. En el caso de Sandro, fue diferente. Se vivió con mucha angustia la llegada del pulmón, el trasplante... Fue como una batalla. Lamentablemente, la perdió, pero también el país perdió a un símbolo. Ambos seguirán en la memoria de todo el mundo. Yo los llevaré en mi corazón.

Fuente: La Voz

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viernes, 5 de febrero de 2010

Fernando Szereszevsky (36): De Vocero de Alberto Kohan a Salvador de Charly García

Fernando Szereszevsky y Charly García en un avión. La foto fue subida a Facebook por el manager del cantante.

Cuando a principios de los '90 estaba al frente de los micrófonos de FM La Tribu, Fernando Szereszevsky (36) nunca imaginó lo que el futuro le deparaba, ni mucho menos que se codearía con figuras de la política y estrellas del rock and roll nacional, haciendo de su vida una síntesis perfecta entre el poder presidencial, la cultura y el espectáculo. Sin embargo, lo impesado ocurrió y el joven llegó a la cúspide del poder durante la década menemista y hoy ocupa un lugar envidiado por muchos: es el manager de Charly García.

La propuesta. Un día, cuando estaba en el edificio de la radio en Lambaré al 800, una casa que había funcionado como un hotel de inmigrantes, un amigo le llevó una propuesta que sonaba disparatada. "Me propone trabajar como prensa de un peso pesado del Gobierno", recuerda en diálogo con Perfil.com. "Como la radio era de una posición y militancia cultural de izquierda, me parecía algo difícil de entender ir a trabajar en el Gobierno", dice.

El peso pesado del menemismo era el todopoderoso secretario General de la presidencia Alberto Kohan. "Se dieron una serie de circunstancias y lo conocí a Kohan, que me cayó muy bien, y ahí empecé, yo era muy chico, tenía 22 años". Szereszevsky aceptó ser vocero del político y después no hubo vuelta atrás. "Ahí empezó todo, comence a trabajar con figuras, pero por ahí Kohan y Charly son los más conocidos", afirma. Entre otros, el actual manager de Charly asesoró en temas de comunicación a figuras como el gobernador bonaerense Daniel Scioli, con el que tiene una gran amistad, y el historiador y escritor Pacho O' Donnel.

La foto Menem-Charly. En 1999, Menem ya se despedía del poder, ante el fracaso de su re-re-elección, cuando se sacó la mítica foto con Charly García en Olivos, tapa del diario Clarín y de amplísima repercusión pública.El joven vocero de Kohan fue el encargado de gestionar el encuentro, sin saber que que ese encuentro volvería a imprimir un giro drástico e inesperado en su vida. 

-¿Fuiste el gestor de la foto entre Charly y Menem?

- En realidad el gestor fue el propio Menem, se habían conocido en una fiesta y los dos habían tenido como una buena onda. Él lo quiso conocer y bueno... Como yo siempre tuve un costado cultural y musical, fui el encargado de acercarlos.

-¿Que efecto tuvo esa foto?

- En su momento, mucha gente se enojó con Charly por haber ido a ver a Menem, pero la verdad de la cosa es tremendamente más simple: Menem estaba en el ocaso del poder, estoy hablando de fines de 1999, no lo necesitaba a Charly para ninguna cosa política, porque ya estaba saliendo de su mandato. Y por el lado de Charly, como es un transgresor, una persona que va diferente a todos, cuando todos se alejaban de Menem, él tomó un camino inverso y dijo "¡Yo voy!".

El manager de García afirma que lo que pasó ahí, entre ellos dos, fue una "cosa fraternal muy mística" y enseguida se explaya en su definición: "Pegaron una onda muy importante, desde lo emocional, desde el cariño, desde las cosas simples; ninguno buscaba algo del otro, no había un rédito político en ninguno de los dos lados".

"A Charly lo podían condenar por la foto", advierte, pero "se generó en el llano algo que la gente no lo entiende, ve nada más que la foto", dice. Para Szereszevsky, hubo una suerte de choque de planetas: "Lo importante fue lo que pasó nivel humano de energía, se encontraron dos tipos de un alto perfil", grafica.

La era García. A raíz de ese encuentro, el vocero de Kohan comenzó a forjar una buena relación con Charly García. "Empecé haciendo unas cosas para él y terminé siendo su manager. Siempre nos tuvimos mucho respeto, hasta en los momentos más difíciles conmigo se portó bien. Como yo vengo de otro palo, nunca fui de esos que le decían todo que sí".

"Él te prueba mucho, quiere saber hasta dónde llega el otro, quizás por esa actitud que siempre tuve con él, de tratar de buscar lo mejor para él, y no ser un alcahuete que siempre decía que sí, eso él lo valoró y durante muchos años, aún no trabajando con él, cuando tenía un problema complicado, sentimental, económico, siempre me llamó y mantuvimos el vínculo", describe.

El 10 de junio de 2008, cuando García estuvo al borde de la muerte por mezclar alcohol y ansiolítico en Mendoza, el músico atinó a decir "llámenlo a Fernando" antes de ser internado. A partir de allí, nunca más se separaron.  "Sentí un compromiso moral. Yo lo quiero muchísimo, lo admiro, y ese compromiso me hizo estar desde ese día con él, desde entonces no lo deje ni un sólo día".
Ese primer día, en la clínica, cuando García se debatía entre la vida y la muerte, ambos hicieron un pacto. "Dijimos que había que salir de esto y demostrarle a todo el mundo que él otra vez se podía sustentar; hicimos un pacto muy fuerte y hasta el día de hoy se mantiene inalterable y eso nos mantiene muy unidos. A pesar de que en la primera etapa era dura la lucha, porque las clínicas psiquiátricas son muy difíciles, ver lo que pasa adentro es complicado, eso nos unió mucho", relata. 

- Charly te nombró como uno de sus salvadores, cómo lo tomaste... ?

- Él es una persona muy sensible, pero que a veces le cuesta exteriorizar lo que siente. No sólo que lo haya dicho públicamente, te diría que me importa más que haya me lo haya dicho en privado. Todo me genera un compromiso de seguir a muerte con este proyecto.

Rock, política y los Nº1. "Los tipos que son número uno tienen comportamientos parecidos", reflexiona Szereszevsky. "La cabeza de un número uno tiene algunas cosas que lo igualan, evidentemente la política y la música no son lo mismo pero la ligazón está: tiene que ver con el poder, con lo que se genera en el otro", esgrime el manager.

- ¿Cuáles son las diferencias de trabajar con el político y una estrella de rock?

- Está claro que la política está visto con desprestigio en Argentina, a diferencia de un músico que es una cosa artística y querible. Desde ese punto de vista, la concepción es totalmente diferente. Puede sonar hasta que estar al lado de un músico es mucho más fácil. A veces cuando trabajaba en política me decían: 'Ehhh... cómo vas a estar trabajando con políticos'", y ahora, trabajando con Charly, te dicen '¡Qué bueno!', es una diferencia enorme

- ¿Y a nivel profesional?

- En lo profesional, son los dos de alto nivel, los dos tienen sus cosas, los dos necesitan un nivel de concentración, de estrategia y de trabajo enorme. Socialmente es mucho más atractivo trabajar en el rock o con un músico, como Charly García, porque te pone en un lugar más divertido. Pero a mí me gusta y es mi especialidad trabajar con números unos y disfruto muchísimo. Disfruté mucho trabajar con Kohan, porque era muy chico y aprendí muchísimo, y disfruto mucho de trabajar con Charly, no sólo por él, sino por cómo se dio esta última etapa y lo que se generó con lo que pasó. Eso me llena un poco de orgullo.

-¿Cómo está Charly hoy?

- Está cada día mejor, pensando cada vez mas en la música, porque cada vez va disminuyendo más la intensidad del tratamiento y eso lo conecta cada vez más con la política, esta volviendo a componer, a pensar, a trabajar. Lo veo mejor que nunca, está disfrutando de todo lo que le pasa.

- La ultima: ¿siguen hablando Menem y Charly?

- Durante toda la etapa de recuperación, Menem se preocupó mucho por él y lo llamó varias veces. Algunas veces hablaron y tienen buen vínculo. Quedo el cariño y el afecto. Cuando Menem estuvo enfermo, también Charly se preocupó para ver cómo estaba. No se ven, ni tienen demasiada relación, pero quedó el cariño.

Fuente: Perfil

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jueves, 4 de febrero de 2010

Palito Ortega: Su Relación con Charly García

Palito fue la persona que tomó la responsabilidad de intentar la recuperación de Charly García, una apuesta que pocos creían que podía llegar a buen puerto.

Actualmente, con Charly con plena recuperación, el logro de Palito es evidente.

Sobre la actualidad y de su relación del genial músico argentino; Palito destacó que era un deber ayudar al amigo y admitió que hay grabaciones en conjunto, que quizá algún día salgan a la luz.

-¿Cómo está Charly?

-Anda muy bien, lo veo un poco menos porque estoy con mi gira y mi trabajo. Él también tiene lo suyo, como un Luna Park y cerrar el Cosquín Rock. Tiene otras propuestas también, porque es una gran figura. Está muy bien, convivimos siete meses tratando de salir de un mal momento e hice lo que debíamos, que fue ponerle el hombro a un gran amigo. Ahora está recorriendo un camino que pocos creían que podía retomar.

-¿Qué relación tenían antes de esto?

-Era una amistad de mucho tiempo. Por un momento nos distanciamos, pero en los últimos cuatro o cinco años venía asiduamente a grabar a nuestros estudios. Ahí se recompuso la relación y cuando tuvo esa crisis final, me metí en el problema y vimos cómo podíamos solucionarlo. De esto se trata la vida, de involucrarse y no quedarse opinando lo que le sucede al otro.

-Sorprende esta relación porque artísticamente son muy distintos.

-Evidentemente, somos diferentes en cuanto a la música que hacemos. Mis canciones están atravesadas por una gran simplicidad y eso lo tengo claro. Yo no tuve la suerte de ir a un conservatorio y aprender la música que sabe Charly, es más, no sé si tenía la capacidad de aprender lo que aprendió él. Lo mío fue más intuitivo, más a pulmón, más peleado. Charly era profesor de música a los 12 años y lo querían llevar a Europa para tocar música clásica. A esa edad, yo vivía en una casa que no tenía agua potable ni luz eléctrica. En algún punto tenemos algo en común, pero en lo músical no, porque es un hombre de gran formación, con un talento extraordinario.

-¿Se puede pensar en algún disco Palito-Charly?

-Tenemos algunas grabaciones en conjunto, no es algo que nos desvele. Él veía el Club del Clan, se escapaba de la madre que lo quería hacer tocar solamente música clásica, y ahora cuando nos encontramos en fiestas, siempre canta “Media novia”. Puede ser que hagamos un disco de rock and roll clásico. Lo que grabamos fue un tema que compuso él de chico, influenciado por el Club del Clan.

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